Susi, arreglando el moño que adornaba su lindo
peinado, dijo:
—Mis papás me dan mi “domingo” cada semana.
¡Y me lo gasto todito! ¡No sé ahorrar!
—¡¿No sabes ahorrar, Susi?! —exclamó Diego,
sorprendido—. Yo sí guardo una parte del dinero que
mis papás me dan para gastar en la escuela. Sin
embargo, me gustaría aprender a mejorar mi forma de
ahorrar, pues gasto mis ahorros en otras cosas que
no tengo planeadas.
—Diego, ¿es seguro
el lugar en donde
guardas tus ahorros?
—preguntó Chete.
El niño, encogiendo
sus hombros, contestó:
—La verdad, no.
Ya he perdido varias
veces mis ahorros…
—¡Pues ya existe
una solución para que
los niños aprendan a ahorrar su dinero, lo hagan de
forma segura y, además, que ese ahorro aumente a
través de la inversión! —dijo Chete.
Sorprendidos, los niños preguntaron:
—¿Ahorrar nuestro dinero e invertirlo?